lunes, 2 de septiembre de 2013

Una celebración del beso ruso



"Amo Rusia. Mejor dicho: amo su literatura, su historia, su bebida y su frío. No podría contemplar una existencia sin Dostoievski, sin Tolstoi y Turgueniev, y mucho menos sin Pushkin y Chéjov, las mejores lecturas de verano y de vida. Amo el desconcierto de Napoleón en los palacios vacíos de Moscú, la princesa Anastasia con sus usurpaciones, ese tenebrismo helado de Siberia y aquella evocación de Leonardo Padura de la última salida en tren de Trotsky, con el vagón varado por la nieve, en El hombre que amaba a los perrosUna gente que es carne de cañón, primero por los zares y luego ante los sóviets, inventando de nuevo todo el absolutismo proletario. Rusia siempre ha sido una fascinación, una especie de territorio salvaje que se ha mantenido tan intacto como el vodka en la versión ligera del martini o esa resistencia legendaria de su pueblo abnegado, y también proteico, ante la barbarie encadenada de sus dirigentes (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.

(Publicado en El País)

Imagino a Cernuda


"Tratar de imaginar a Luis Cernuda en el mundo de hoy no resulta difícil: estaría asqueado, y habría buscado su propia “movilidad exterior” con convencimiento, y sin bobería ministerial. El poeta sevillano extrañaría Sevilla como siempre, y también como nunca, creando un territorio magmático de asombro, esa arcadia sureña en la que resguardar el paraíso perdido que nunca poseyó. Regresar estos días a Cernuda, a través de la lectura de La Realidad y el Deseo, estacionada por la aventura cronológica marcada en la estupenda biografía de Antonio Rivero Taravillo, es una manera de revisar esa intimidad elegante y sutil, esbelta y dolorida, de una sensibilidad moderna en su doble vertiente de su disonancia personal en la grieta apremiante de un presente abolido (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.

(Publicado en El País)

Los escritores y sus vidas


"Tendemos a juzgar al escritor por la obra. Estrictamente, la literatura se trata de eso: nuestra relación con el texto, con la cadencia o pulso de un estilo y su incidencia o su perduración como latido íntimo del mundo. Sin embargo, la obra es una cosa, y la literatura –o sea: sus protagonistas-, estando muy cercana, puede también ser algo diferente. Pienso ahora mismo, por poner un ejemplo, en Raymond Chandler: a mí me puede gustar mucho leer El sueño eterno, imaginando además a Humphrey Bogart y a una Lauren Bacall más felina que nunca en blanco y negro, pero también me apasiona saber si Raymond Chandler prefería el gin-tonic al gin-fizz o si tomaba, como Hammett o Fitzgerald en los años felices, los previos al derrumbe, varios dry martinis cada noche (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.

(Publicado en Diario Abierto)

La dimisión de Mariano Rajoy


"Todo lo que no sea la dimisión inmediata de Mariano Rajoy es abocar el país a su mayor crisis de representación durante su vida democrática. Por ahora le está salvando el verano, pero ni siquiera el calor puede impedir que la gente revise sus palabras.

El todavía presidente del Gobierno aseguró en sede parlamentaria que desde que se hicieron públicas las cuentas millonarias de Luis Bárcenas en Suiza, el ex tesorero no había tenido contacto alguno con el Partido Popular. Fue en ese momento, haciendo semejante afirmación en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional y de su representación ciudadana, cuando Rajoy ligó su futuro político a la biografía de Luis Bárcenas: porque de demostrarse que estaba mintiendo –no sólo a los diputados, sino a toda la población- quedaría invalidado, moralmente –y a la espera de poder dilucidar otro tipo de responsabilidades, especialmente las judiciales- para ejercer ningún cargo de representación pública; y mucho menos, la presidencia del Gobierno (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.

(Publicado en Diario Abierto)